Nuestro segundo hijo cumplió un mes el día de ayer. Su parto fue realmente hermoso y se debe en muy buena parte a la presencia de Guadalupe y Mercedes, así como a la del doctor Celaya. Hace dos años y medio, cuando nació nuestro primer bebé, no tuvimos la suerte de contar con personas tan bien formadas y tan amorosas para asesorarnos. Después de dos días y medio de contracciones, llegué al hospital para empezar el proceso de un parto natural y, por razones que todavía no me quedan claras, tuve que pasar al quirófano a que me hicieran una cesárea. Mi primer hijo la pasó bastante mal en el momento de nacer y yo también. Por eso tenía bastante miedo del segundo parto. Me habían dicho que lo más probable es que también tuvieran que hacerme otra cesárea. Tomé el curso prenatal con Guadalupe y Mercedes, decidida a poner todo lo que estuviera en mi poder para poder tener un parto en agua, sin anestesia, tal y como me hubiera gustado que fuera el primero. Ahí aprendí mucho acerca de los recursos que las mujeres tenemos para estar relajadas y para apoyarnos en el momento en que empieza el trabajo de parto. Fue muy interesante y útil. Sin embargo, creo que lo mejor fue haber contado con el acompañamiento de ellas dos en el momento crucial, ya en el hospital y las horas más próximas al nacimiento de mi bebé. Su presencia fue un apoyo enorme para mí. Se aseguraron de que me sintiera en confianza y protegida en todo momento y de que el entorno fuera exactamente el que yo necesitaba para poder dar a luz tal y como yo lo quería. Poco a poco, con sutileza y sin intromisión, me fueron guiando en las contracciones y me ayudaron a atravesar el dolor como si se tratara de olas en las que puedes subirte y flotar sin dejar que te revuelquen. Todas las mujeres deberían poder contar con esos recursos en ese momento tan delicado y en el que estamos tan vulnerables. Les doy las gracias de todo corazón y deseo que más gente pueda beneficiarse de su sabiduría.

Guadalupe Nettel

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