mercedes.jpg

Hoy nació el tercer hijo de esta familia. A las 3:00 am, cuando llegué al área de admisión del hospital en el que atenderían el parto, me encontré enpijamados y sentaditos en la sala de espera a los dos nenes mayores de la pareja. Los habían sacado de la cama en medio de la noche porque no consiguieron localizar a ninguna de las tres personas que se suponía que podrían cuidarles cuando naciera su hermano, así que ahora esperaban medio dormidos y medio consternados a que una amiga de la familia llagara a rescatarles: “Mi mamá vomitó porque ya va a nacer nuestro bebé” me dijo la más chiquita que desde sus cuatro añitos miraba con ojos de plato cada vez que venían las contracciones. 

Estos padres recibieron a su primer hijo en un parto vaginal pero completamente convencional -con oxitocina, epidural y episiotomia- del que salieron sintiéndose furiosos y frustrados porque su doctora no respetó ninguno de los acuerdos a los que habían llegado. Se informaron entonces y buscaron una ruta diferente para la llegada de su segunda hija; pero la vida no sigue el rumbo que le trazamos sino el que le viene en gana, así que aún habiendo elegido el profesional y el sitio adecuados, el cuerpo de ella y el de su bebé decidieron no arrancarse y cumplidas las 42 semanas terminó programándose una cesárea. 

Y aquel dicho que dice que la tercera es la vencida acertó en este caso, de manera que hoy recibieron a su tercer hijo finalmente en un parto natural en el que nadie les impuso nada y todo fluyó al ritmo que el cuerpo de ella y su deseo fueron marcando. Música, luces bajas, aromaterapia, susurros y caricias. 

Al volverse las contracciones tan intensas que le hicieron pensar que no podría salir a flote de la experiencia, ella pidió un descanso para seguir adelante. Pensamos que todavía faltaría un rato para que el nacimiento ocurriera porque la dilatación no se había completado y el cérvix estaba grueso... pero tras una leve sacudida de rebozo empezaron a escucharse los sonidos que emergen del centro mismo de la tierra cuando va a partirse y que nos hacen saber que la vida se acerca. Dos pujos bastaron para que este bebé conociera la luz y los pechos de su madre, así que el anestesiólogo llegó en esta ocasión sólo para deleitarse contemplando la escena del encuentro de los que se aman. 

Ella recorrió todas las rutas en la llegada de sus tres hijos. Su cuerpo es testigo de los paisajes y las piedras que entraña cada una de las vías posibles hacia el nacimiento así que me muero de ganas de escuchar de su boca las historias de cada una de las epopeyas y comparar juntas las notas de nuestras bitácoras de viaje.

Mercedes Campiglia.