Por Mercedes Campiglia
Cuando llegué a su casa estaba, ilusionado por participar de la aventura que se avecinaba, un pequeño astronauta de fantásticos cuatro años al cual me había tocado, hace algún tiempo, ver nacer. Ayudó en todo... a llenar la tina, acomodar el equipo médico, conseguir objetos diversos y masajear la espalda de su madre con pomada para aliviar el dolor de las contracciones. En sus ratos libres se abocaba a la tarea de colorear la nave espacial de cartón que su abuela había elegido regalarle para la ocasión.
Escrito en la ventana, con muchos colores, habia un cartel de bienvenida y en la pared podía verse un montón de papelitos con frases importantes para recordar. "Ábrete cuerpo para que Vera pueda nacer" decía ella como un mantra, y su cuerpo obedeció sin repelar distendiendo tejidos y desplazando huesos para abrir paso a esta robusta nena que llegaría a sumarse a la vida famiiar.
El nacimiento ocurrió en un banco de parto colocado en la habitación más pequeña de una casa grande. Justo ahí, por ser la más cálida, en tres futones extendidos sobre el suelo se acurrucaban cada noche los miembros de esta pequeña familia a la que se sumaria la recién llegada. El parto es parte de la vida, parte de la intimidad de una familia. Parir y nacer en la habitación en la que habrás de vivir es la mejor manera de restituir la naturalidad a la experiencia del nacimiento al que hemos alejado de nuestros hogares.
105 nacimientos en casa ha atendido hasta el momento Penelope Noriega , la fantástica pediatra que nos acompañó en éste, cómo en tantos otros. Hasta el momento solo dos de los 105 niños que ha recibido fuera de los hospitales ha requerido atención hospitalaria. Las complicaciones ocurren -afortunadamente pocas veces- tanto en casa como en los hospitales. Pero cuando las cosas no salen como esperábamos al interior de las instituciones sentimos que no son imputables a lo que equivocadamente se califica como una "decisión irresponsable" y eso pacífica nuestra conciencia. Esta familia decidió acallar las voces del miedo y apostar por la confianza y el amor.
El parto en casa de mujeres saludables, atendido por profesionales capaces, con un plan claro de traslado, es una opción segura, pero no es solo eso... es la más bella de las maneras de reconocer al nacimiento como parte del flujo de la vida que corre natural y libremente por la tierra.