Por Mercedes Campiglia
Hoy por hoy creo que una de las tareas más importantes que hago como doula es ayudar a las mujeres a permanecer en casa al inicio del trabajo de parto, especialmente cuando éste tarda días en arrancar. El parto se parece más a un maratón que a una carrera de 100 metros y cuando inicia no hay nada que las instituciones de salud puedan hacer por las futuras madres; por el contrario, tienden a tratar de agilizar las cosas desconociendo el ritmo propio de cada cuerpo.
Está documentado que llegar demasiado pronto al hospital incrementa las probabilidades de que se practiquen intervenciones innecesarias que terminan desviando al nacimiento de su curso natural... pero es un desafío no correr con el médico cuando el cuerpo empieza a comportarse de maneras extrañas, como lo hace durante el parto. Fluidos desconocidos, desplazamientos de huesos y presiones extrañas sumadas a un cocktail de hormonas, llevan a las parturientas a preguntarse con frecuencia si todo marcha como debería.
Decirles que lo mejor es permanecer en casa hasta que las contracciones sean realmente intensas y frecuentes no es decir una mentira pero en ocasiones, cuando esto tarda días en ocurrir, ellas pueden sentir que son libradas a su suerte y experimentar la indicación como una suerte de abandono; todos siguen con su vida como si nada ocurriera y ella no puede escapar del parto.
La doula normalmente llega a acompañar cuando las contracciones se han establecido pero en mi experiencia, en los recorridos de arranque lento, que alguien venga a verte un rato, te de un masajito en la espalda, charle contigo de cómo te sientes, te confirme que lo que percibes es parte del proceso y te recuerde que cada cuerpo avanza a un ritmo único, es de gran ayuda para que la confianza arraigue y de frutos. No es necesario permanecer pegada a ella durante días, tampoco eso la complacería en un momento en el que requiere intimidad; pero una visita regularmente es bienvenida.
En estos casos es particularmente importante el trabajo en equipo con los profesionales que se encargan de custodiar la salud de los bebés y de sus madres para darle a las mujeres la seguridad que necesitan experimentar y que les permitirá quedarse tranquilas en casa haciendo lo que tienen que hacer cuando un parto inicia; producir oxitocina y avivar la pequeña llama que todavía podría apagarse de un soplido pero que se convertirá en hoguera si se le da el tiempo suficiente y un ambiente propicio.