Mi esposo y yo decimos tomar los cursos en “Experiencia” para saber más acerca del parto y todo lo que implica tener un bebé.
Nos sirvió en todos los sentidos, según nosotros sabíamos muchas cosas sin embargo, no te das cuenta de la cantidad de dudas y el aprendizaje que vas teniendo hasta que estas embarazada.
Aprendimos muchas cosas pero lo que más nos sirvió fue el tener un plan de parto.
Al tener nuestro plan de parto, pudimos decidir qué queríamos, cómo lo queríamos y quiénes queríamos que estuvieran en ese momento tan importante.
Llegué al hospital con 7 de dilatación! Según yo las mujeres exageraban con los dolores de parto jaja pero creo que no tenía ni idea de lo fuerte que son las contracciones!
Estaba en el punto máximo del dolor, yo creía que ya no podría soportar más y la anestesia aún no llegaba! En ese momento llegó Paty y tan solo verla me dio un alivio inexplicable. En ese momento, sabía que todo iba a ir bien y que todo saldría como lo planeado.
Me tomo de la mano y me empezó a hablar de una manera muy dulce y relajada. Le decía a mi esposo cómo podía ayudarme, dónde ponerse y qué hacer en esos momentos de dolor.
Al fin me pusieron la anestesia y todo fue maravilloso desde ese momento! Seguía sintiendo las contracciones, sin embargo, ya no era un dolor intenso y comencé a disfrutarlo.
Pusimos la música que habíamos elegido, un difusor de lavanda para relajar, apagamos las luces y Paty me decía en que posturas debía colocarme para que la bebé se pudiera colocar correctamente. Me sostenía las caderas de tal manera que el dolor seguía disminuyendo notablemente. Mi mamá cuando entró a verme creía que era un Spa jaja.
Llegó el doctor y el dolor volvió a incrementar, la bebé ya estaba colocada correctamente gracias a las posiciones en las que estaba anteriormente y ya estaba a punto de nacer.
Yo estaba con todas las emociones en su máxima potencia, estaba muy emocionada, nerviosa con miedo y dolor al mismo tiempo. No sabía lo que me esperaba pero sabía que tenía que dar mi mayor esfuerzo y lo mejor de mi en ese momento.
Al nacer, vi a Laia y lo único que quería en ese momento era abrazarla, sentirla, verla y empezar a conocerla. Se nos salían las lágrimas a mi esposo y a mi de la emoción! Pedí que la pusieran en mi pecho piel con piel y como magia Laia se calmó y dejó de llorar.
Así estuvimos un rato viéndola, hablándole y dándole la bienvenida. Laia tomó mi mano y en ese momento nos convertimos mi esposo y yo en papás. Sentíamos un amor infinito, ya nada más importaba en esos momentos.
Paty, estuvo en todo momento con nosotros. Y el que haya estado presente en ese momento tan especial para nosotros, hizo toda la diferencia. Le estaremos agradecidos siempre. Fue una angelita para nosotros ese día.
Si algo he aprendido de tener un bebé es por más que intentes planear las cosas para que salgan las cosas a tu manera, los bebés llegan a enseñarte que nada es predecible. Sin embargo, dentro de todo las cosas salieron muy bien ya que nos sentíamos preparados de lo que queríamos y de todo lo que podía pasar.
Definitivamente, tener a Laia nos ha cambiado la vida en todos los sentidos y ha superado todas nuestras expectativas de lo que creíamos que era tener un bebé.
Todas las mujeres deberíamos tener el derecho de una doula. Gracias Paty y Ana por tanto aprendizaje, convivencia y por haber estado y hecho el mejor momento de nuestras vidas.
Giovanna