El agua fue mi salvación — Experiencia MX

Por Pilar Alonso

Pasamos nerviosos el cierre del 2022 : navidad, año nuevo, la rosca de reyes, diversos cumpleaños, incluyendo el mío. Llegaron las 40 semanas, los que sacaron al niño en la rosca pagaron los tamales y aún seguíamos sin señales de la llegada de la personita que tenía en mi vientre. Fuimos a la cita número 41 y vimos que todo estaba en orden, yo y le bebé estabamos muy bien. Sin embargo, salí aterrada de esa sesión ya que por primera vez después de un embarazo maravilloso escuché decir al doctor sobre las opciones de la cesárea, intervenciones y fechas límite, algo que no teníamos planeado y que no era mi deseo.

Me dió miedo pensar que teníamos una semana límite para lograr un parto natural y recibir a mi bebé sin intervenciones innecesarias. Había idealizado el día de parto y cuando las expectativas cambian uno se decepciona y en mi caso empieza a desesperar. Así que leí, consulte y le marque a todas las parteras, doulas, sabias, madres y hasta brujas para consejos de como inducir el parto de forma natural. Empecé a escuchar y probar desde tés, dátiles, caminatas, natación posiciones, sexo (que es lo más recomendable y sin embargo lo que menos se acomoda), frotarme los pezones, masajes y cuando ya iba por la mitad de los remedios y rituales... Probamos relajarnos con una noche tranquila de juegos de mesa con buenos amigos riendo en casa...... Y honestamente ni me esperaba lo que seguía.

4:00 a.m. me levanté al baño por 3ra vez, cosa que era muy común en esta etapa. Cuando de repente...SPLASH! veo salir mucho líquido de mi vagina, se rompió la fuente. Marco! Marco!, Él profundo en el sueño y después de 5 minutos de gritos y un ladrido del perro, se levantó asustado para ver lo que marcaba el inicio de dos días que nos cambiarían la vida....

Le marque con la pena de la hora pero la emoción del momento a Mercedes, la doula y persona que elegimos que nos acompañaria en el parto, después al doctor. Todos muy emocionados con el siguiente mensaje: empezarán las contracciones en unas horas, intenta dormir, relájate, distraete, salgan a caminar... que probablemente esto va a tardar y nadie quiere llegar al hospital antes de tiempo. Eso intenté pero no contuve la emoción y a las 6 a.m ya estaba sintiendo la primeras contracciones, las de verdad, no esas que alucinaba que pasaban. Estás si dolían, y mucho.

Sin obsesionarnos contando las contracciones, desayunamos, vimos la tele, acabamos la maleta... Cuando de pronto empezaron a ser más fuertes, intensas y me empecé a sentir mal y con nauseas. Me metí a la regadera y ayudó pero después solo se intensificaron al nivel que ya eran apenas las 11 y ya parecía que era la fase activa del parto. Le marcamos a Mercedes para hacer un conteo, y escuchandome ella no lo pensó dos veces y corrió a alcanzarnos. Llegó y viéndome con vomito, dolores muy intensos y muy frecuentes decidimos que ya era hora de irnos al hospital, estaban todas las señales. Al Dr. le pareció extraño pues el me imaginaba llegar por la noche según sus predicciones.

Llegamos y al revisarme la noticia más apabullante llegó; tenía 1 centímetro de dilatación, de 10 que necesitaba. Lo que me llegó a la mente fue... "No lo voy a lograr. Este dolor es insoportable ¿Cómo había pensado que iba a poder tener un parto sin anestesia? ¿Qué ideas las mías? Quiero la anestesia! Quiero dormir!" Entonces Mercedes me propone hacer un acomodo de mi bebé pues las contracciones no correspondían al momento del parto y ella creía que el bebé estaba mal acomodado y mi cuerpo estaba respondiendo así de intenso por esa razón. Saca el rebozo, me arropa y mueve el vientre de un lado a otro, apachurra la cadera, me gira las piernas, me sacude, me carga con el rebozo y PUM!... Algo cambio. El parto había empezado nuevamente. Tenía 1 cm de dilatación y contracciones espaciadas.

Eran las 6 a.m. nuevamente, solo que para mi mente yo ya estaba derrotada. Me recomienda el Dr. regresar a casa, y lo consideramos pero para mí, ya estaba ahí, ya si todas las advertencias sobre los riesgos de llegar antes de tiempo al hospital iban a suceder ya no me importaba, yo quería anestesiarme y dormir. Entonces nuevamente Mercedes me propone llenar la tina con agua y pasar la fase latente, nuevamente, ahí y probar. La mejor decisión. Pude experimentar el poder del agua, la luz muy baja y relajante, la música que habíamos escogido marco y yo, el amor de él diciéndome que si podía, que lo estaba haciendo bien, sus porras, sus caricias y el apoyo incondicional de Mercedes con esencias, masajes, recomendaciones de posiciones. Dormí a cachitos y en otros momentos hasta me sentí en transición a otra realidad, ni la droga más fuerte me tendría ahí. Sin embargo, 6 horas más tarde seguía derrotada.

Veía el reloj y no avanzaba, el dolor seguía y no creía más. En mi mente estaba esperando a que regresara el doctor para pedirle cambiar de planes. Realmente cuando ya no podía, no sé bien qué pasó pero me llegó el recuerdo de Marco el día de ayer, dándome un consejo sobre no oír "la voz monstruo", esa voz que te apachurra y te dice que no puedes y diciéndome cómo cambiar el pensamiento. Me enfoque en la música, la canción que sonaba era del padrino, sicilia, nuestro viaje y esos recuerdos... Y decidí escuchar a Mercedes y sacar fuerzas, tomar agua, un hielo, ponerme en cuclillas, cambiar la posición, levantarme, visualizar a mi bebé saliendo, pujar...pujar? Si empiezo a sentir pocas ganas de pujar. Creo que si puedo! Llámenme al doctor y con la paciencia que lo caracteriza y una sonrisa me revisa, estás en 8 cm., Me dice: "metete el dedo y siente su cabeza"

¿¿¿Qué??? Lo hago y siento con al punta de mi dedo un tope en mi vagina, es la cabeza de mi bebé!!!!

El agua fue mi salvación pero la tina ya me había entumido las piernas y necesitaba caminar. Con un gran pesar salí de ella, hay que escuchar al cuerpo. Camine, camine pero dejé de sentir la cabeza.... Entonces nuevamente Mercedes me propuso un movimiento, me sentó en sus piernas y como un papá a su hijo jugando al caballito me sacudió con sus rodillas y aunque dolió lo que siguió apartir de ahí fueron momentos que claramente ya estaba del otro lado. Después de la sacudida y de sentir el sacro a reventar, irónicamente me decidí aislar en el baño a recibir las contracciones más fuertes. Ahora recuerdo que el dr. nos había contado que muchas mujeres parián en los baños porque ahora es el espacio considerado como "más íntimo y seguro" para los humanos del siglo XXI y que los mamíferos siempre buscan la intimidad y seguridad para parir. Ahí fueron los minutos de la diferencia, dónde realmente sentí las ganas de pujar, toque con facilidad la cabeza de mi bebé y marco logro verla a través de un espejo. Ya estábamos listos bebé y yo.

De pie, con marco a mi lado y Mercedes al otro, el doctor en cuclillas, puje en mi cabeza fueron 3 veces, no sé el verdadero número pero grité con todas mis fuerzas al unisono de la contracción y senti cómo se coronó en mi vagina, vino la siguiente, salió la cabeza, marco comenzó a llorar, vino la siguiente y salió completo, me lo dieron en los brazos y me fundí en los brazos de marco con nuestro bebé. Llorando de emoción, los doctores revisando signos vitales , detalles,. Escucho a lo lejos ¿¿Y qué es??, De tanta emoción, no habíamos visto el sexo. Revisamos... Es niña!! Julia...

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