Hoy cumple un mes de terrícola nuestra querida Tessa, y aunque queríamos enviar este correo desde el día que llegamos del hospital a casa, es hasta hoy que encontramos palabras –y tiempo- para agradecerles por tanto.
Y es que consideramos que el acto más grande de bondad que hemos tenido oportunidad de vivir tanto John como yo, ha sido el recibir a nuestra hija rodeados de gente tan humilde, respetuosa y calurosa como todos ustedes. Así que queremos agradecerles mucho. Tantísimo.
Agradecerles por no habernos dejado perder el rumbo; porque nos recordaron a cada momento quienes erámos y que a pesar de las largas horas y el cansancio, podríamos llegar a donde queríamos de la forma en que lo habíamos planeado – aún cuando eso representaba mucho más trabajo para ustedes-.
Agradecerles la bondad infinita de respetar el tiempo que le tomó a mi cuerpo estar listo para un parto natural; por dormir en una cama de hospital a ratitos, cenando Skittles, en viernes en la noche sin perder el trato cariñoso; por hablarle a John en su idioma y asegurarse de que ambos entendiéramos qué estaba pasando a cada minuto; por sentarse al raz del suelo para recibir a nuestra hija y dejarme pisarles sus zapatos para poder pujar mejor; por pasar dos horas arrodillada a mi lado en un baño lleno de vapor para aliviar las contracciones y dejarme tomarles la mano aunque eso fuera un pellizco seguro. Gracias por venir en la madrugada al encuentro de un ser humano que llegaba y sentarse a esperarla al fondo de la sala de expulsión y después darnos el tiempo de que Tessa y yo nos reconociéramos.
Gracias porque en ese cuarto de expulsión nos sentimos más expuestos y vulnerables que nunca, pero también supimos que su inmensa generosidad nos arropaba y que estábamos protegidos por todos ustedes. Se siente tan lindo poder exponerse tanto, renuciar a toda necesidad de protección y saber que estarás bien.
Gracias por mostrarnos que en un mundo donde cada vez es más difícil encontrar bondad, ustedes estuvieron ahí celebrando la vida con nosotros. Y no solo la vida de nuestra hija, sino el acto de vivir en conjunto, independientemente de las diferencias de creencias, experiencias y rumbos. Para nosotros, nuestro parto fue el momento en que conocimos realmente lo que la bondad significa.
Que suerte tiene Tessa de que su primer contacto con otros humanos haya sido con todos ustedes.
Los queremos mucho.
John, Paola y la pequeña Tessa.
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Muchas gracias por compartir y por expresar de manera tan bella su experiencia. Nos sentimos muy afortunadas y felices de haber podido acompañarlos en su viaje, cada quien, desde el lugar que le tocó ocupar en él. Cuando la experiencia y la sensación que deja el parto es así como la relatan ustedes, entonces nos queda la certeza de haber realizado bien nuestro trabajo y nos llenamos de gusto de haber podido contribuir para que así fuera.
Bienvenida pequeña Tessa.
Patricia y Ana